Como estudiante de enfermería de origen chino-estadounidense que creció en el corazón del barrio chino de Oakland, en California, Debby Li entiende profundamente cómo las barreras idiomáticas pueden provocar grandes desigualdades en la atención médica, y también siente una enorme pasión por ser parte de la solución. «Las enfermeras son el primer punto de contacto para los pacientes durante un momento de vulnerabilidad», afirma. «Quiero ser una fuente de consuelo y aliviar su miedo y ansiedad».

La herencia cultural de Debby formó una parte muy importante de su crianza. Además del inglés, habla tres dialectos chinos: taishán (que históricamente fue el dialecto más común hablado por inmigrantes chinos en Norteamérica a mediados del siglo XX), cantonés y mandarín.

Sus padres la impulsaron a destacarse académicamente. Hicieron sacrificios y priorizaron a Debby y a su hermana por sobre ellos mismos, trabajando hasta tarde y evitando tomar vacaciones para garantizar que sus hijas tuvieran las oportunidades y privilegios que ellos nunca tuvieron. «Son mi principal inspiración», cuenta Debby.

Sin embargo, también vio cómo sus padres eran reacios a ir al médico, a menudo debido a problemas de comunicación. «Siento que hay mucha reticencia cultural para entrar al hospital en el caso de muchas minorías, como mis propios padres», afirma. «Los hospitales pueden ser muy intimidantes. Incluso ciertos términos médicos simples pueden ser difíciles de entender hasta para los hablantes nativos del inglés».

El verano pasado, como parte de un estudio de investigación, Debby tuvo muchas conversaciones individuales con inmigrantes chinas recién llegadas que también eran madres primerizas. Había temas recurrentes que surgían una y otra vez.

«La mayoría de las participantes me dijeron que tuvieron que descifrar muchas cosas por su cuenta», menciona. «Querían que las enfermeras les enseñaran en lugar de tener que preguntar, porque tenían miedo de preguntar y que la enfermera no les entendiera o que ellas no le entendieran a la enfermera».

Como estudiante de enfermería en la Universidad de Pensilvania, Debby espera usar sus habilidades lingüísticas para ayudar a reducir esa brecha. «Tener una conexión cultural y lingüística haría que se sientan más cómodas para dar ese primer paso y explorar el hospital», menciona. «Me esfuerzo por ser el tipo de enfermera que ve el miedo en los ojos de un paciente y lo reemplaza con tranquilidad, no solo gracias al conocimiento médico, sino a través de palabras habladas en un idioma que entienden».

Debby tiene especial interés en trabajar con niños y familias, además de explorar la pediatría general, la UCIN y el trabajo de parto y el parto como especialidades potenciales. También tiene previsto doctorarse en anestesiología de enfermería después de adquirir algunos años de experiencia como enfermera de cabecera.

La Beca conmemorativa de Fundadores, que su madre, una antigua IBO de Amway, le instó a solicitar, la ayudará a dar un gran paso hacia el futuro.

«Esto tendrá un impacto asombroso en mí y en mi familia», afirma. «Los Fundamentos de los Fundadores se alinean tan estrechamente con lo que creo y con cómo espero devolver y traer la esperanza al mundo. La esperanza es muy importante para mí. Dudaba mucho de mí misma, pero me arriesgué. Creo que no estaría aquí hoy si no hubiese tenido esperanza».