
Luz Castaneda
Luz Castaneda
Los profesores deberían inspirarnos a soñar en grande, pero Luz Castañeda recibió un mensaje diferente cuando era niña. Cuando Luz tomaba clases de inglés en su escuela intermedia del sur de California, algunos de los profesores le sugerían copiar los trabajos de sus compañeros para avanzar en el curso. Al darse cuenta de que no obtendría el apoyo que necesitaba de sus profesores, descubrió muy claramente cuáles eran su pasión y propósito en la vida. Quería ser una profesora distinta, una que pudiera ayudar a estudiantes como ella.
Luz pasó una infancia dividida entre su ciudad natal de Villa Guerrero, Jalisco (en el centro de México) y el sur de California. Sus padres presentaban enfermedades que pusieron a la familia en aprietos económicos. Como resultado, su padre tuvo que viajar solo a los EUA. Un año después, Luz, su madre y sus cuatro hermanos viajaron también.
Si bien tendrían más oportunidades al mudarse a los EUA, Luz sabía que debería esforzarse mucho para lograr sus metas. Comenzó a trabajar cuando tenía 12 años, pero era un trabajo demasiado difícil y no le pagaban bien. Sabía que para ser profesora, tendría que ir a la universidad, así que se esforzó mucho para terminar la escuela secundaria y logró completar una licenciatura en desarrollo humano y una maestría en educación bilingüe multicultural.
Claro que el camino no sería fácil. Luz se casó al completar la escuela secundaria y tuvo su primera hija cuando era muy joven. Su relación era abusiva, pero recurrió a su fuerza interior y huyó con la niña, que tenía 4 años en ese momento.
Perseveró y siguió trabajando para alcanzar sus sueños, que a partir de ese momento también incluían a su hija. Durante años, Luz dio clases de español e inglés (ELD) en escuelas secundarias de Sacramento y San Diego. Era un trabajo complicado, pero su capacidad para conectarse con los estudiantes era innegable. Luz recuerda haber oído al director hablar sobre muchos estudiantes que reprobaban otras clases, pero no la de ella. Descubrió que funcionaba alentar a los estudiantes y, al mismo tiempo, exigirles el cumplimiento de sus responsabilidades. «Yo les decía que no debían compararse con otros que quizás tuvieran más conocimiento, sino que debían comparar su progreso actual con su propio punto de partida». Luz trata a los estudiantes con paciencia y empatía: las cualidades que ella misma buscaba en los profesores cuando era niña.
En el 2020, el COVID-19 cambió el mundo. Luz volvió a sus raíces en Villa Guerrero, donde participó de una iniciativa para recaudar dinero para recursos muy necesarios en la pequeña comunidad. Al mismo tiempo, encontró un proyecto que la apasiona: dar clases virtuales de inglés a jóvenes de su ciudad natal. Se dio cuenta de que la comunidad necesitaba de sus habilidades de enseñanza y, aún más, de su empatía y comprensión hacia los estudiantes. Aunque tuvo que enfrentar muchos desafíos técnicos e invertir sus propios recursos para lograr esto, la motivaba su determinación de brindarles a los estudiantes el apoyo y las oportunidades que a ella le costaron tanto.
Luz ha marcado una diferencia en la vida de muchos estudiantes jóvenes, pero una persona se destaca por el vínculo especial que formó con ella. Se trata de una joven llamada Mary, cuyos padres murieron por COVID-19 cuando ella tenía 18 años, por lo que ella quedó a cargo de sus dos hermanos más pequeños. Cuando hablaron por primera vez por teléfono, Luz se preguntaba qué tenía para ofrecer ante semejante tragedia. A medida que la conversación avanzaba, se esforzaba por encontrar las palabras adecuadas. «Pensé en mis hijos: si algo me pasara, querría que alguien los ayude y los apoye». Luz también vio reflejados en Mary algunos aspectos de su propia juventud, y a medida que continuó la amistad, alentó a la joven a pensar en su futuro. Cuando Mary le contó que deseaba convertirse en profesora, Luz decidió ayudarla y buscar una manera de cubrir los costos de la educación en México.
Durante este proceso, Luz conoció la oportunidad Amway. Su hermana era IBO y le sugirió probar el negocio. La posibilidad de ganar dinero extra con un programa flexible era tentadora. Con el tiempo, ocurrió algo inesperado. Luz comenzó a notar que Amway también contribuía a su función de profesora. Creció profesionalmente y pudo conectarse con los estudiantes en maneras nuevas.
Hoy, Luz se desempeña como madre, profesora y empresaria orgullosa. Si bien no siempre contó con el apoyo de los demás, nunca dejó de creer en sus propios sueños. Y ahora alienta a sus estudiantes a creer en sus sueños también.
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